1- Compromiso con los demás.
a- Los hogares felices, valoran la familia como unidad, por encima de las necesidades y deseos individuales.
b- Aunque cada cual tenga sus metas, debe estar dispuesto a eliminar aquellas que puedan amenazar su existencia como pareja.
c- Trátese de comprender los deseos, sueños y sentimientos del otro.
d- Ayudarse mutuamente a desarrollar el carácter. Antes de crear a la
mujer, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él” (Génesis 2:18).
e- Al esposo: Considera que la opinión de la mujer es tan valiosa como
la del hombre. El apóstol Pedro escribe: “Vosotros, maridos,
igualmente, vivid con ellas sabiamente” (1ª Pedro 3:7). Haz que ella
crezca en la autoestima y en gratitud, y evitará resentimientos. La
intuición de la mujer suele ser más exacta que la lógica del varón.
Deja que exprese sus sentimientos.
f- Considera las decisiones de tu esposa en las cosas de la vida
diaria. Sé sensible en esto, pues no en todo necesitas hacer tu propia
voluntad.
g- Foméntese un ambiente alegre, y hagan del hogar un nido atrayente.
No necesita ser grande ni lujoso, aunque sea una sola habitación, debe
respirarse en él un clima de amor.
h- Démosle ayuda práctica, especialmente si la mujer trabaja.
2- Aprecio
Las familias felices se aprecian mutuamente, se aman. ¿Cómo se puede alimentar ese amor?
a- Dando y recibiendo pequeñas expresiones de cariño, se pueden alegrar a nuestros seres queridos.
b- Veamos los puntos positivos y las virtudes de nuestro cónyuge, y no
solamente las flaquezas. En lugar de críticas, destáquense las buenas
cualidades recíprocamente, estimularán el amor y la superación.
c- Un esposo cambió su forma de pensar, frente a su esposa, cuando ésta
tuvo que ausentarse por tres días, dejándolo al cuidado de los niños.
He aquí el recuerdo de esa aventura:
· Abrir la puerta a los chiquillos que venían de la calle: 63 veces.
· Reñirles para que se callasen o estuviesen quietos: 22 veces.
· Intervenir para arreglar disputas: 8 veces.
· Perder los estribos: 12 veces.
· Atar cordones de los zapatos: 15 veces.
· Manchas en los pantalones: 3 veces.
· Comer mal: los tres días, etc.. ¡Nunca he deseado volver a ver a mi esposa, tanto como ahora!
d- Evitemos las palabras ásperas y ofensivas. Cuando ambos eran novios
se hablaban dulcemente. A medida que convivimos, debemos buscar de
fusionar nuestra personalidad y mejorar nuestras relaciones.
e- El consejo de Dios es: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos,
como conviene en el señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis
ásperos con ellas” Colosenses 3:18-19. Mantén puros tus pensamientos y
no permitas que la expresión de tu rostro comunique enojo, desprecio o
deseos de venganza. Hay diversos grados de silencio que pueden ser más
destructivos que las palabras.
3- Comunicación
a- Un investigador calculó, que las parejas tienen un promedio de 17
minutos de conversación por semana. ¡La semana tiene 10.080 minutos!
b- La televisión roba a menudo a la familia un precioso tiempo que podría utilizarse para conversar. ¡Y qué tremenda pérdida!
c- La comunicación es fundamental para la comprensión y para alimentar
el amor. Las experiencias vividas en el trabajo, las diarias vivencias
con los hijos, nuestras
alegrías y preocupaciones, nuestras ideas o desilusiones vividas fuera del hogar, pueden ser temas de conversación.
d- Cuando notemos que alguien del hogar no se comunica, veamos por qué.
Hablemos y resolvamos la dificultad. Quizás la esposa se sienta
acomplejada o frustrada por algo, o piensa que no sabe expresarse con
la facilidad con la que lo hace el esposo. Tratemos siempre de
comprender lo que piensa el otro, compenetrándonos en él. No
pretendamos atemorizar, dominar, culpar, controlar ni ganarle al otro.
No se griten mutuamente.
e- Al hogar debe llenárselo de risas, amor, entusiasmo y sana alegría.
4- Pasar tiempo juntos.
a- Se les preguntó a 1.500 escolares: ¿Qué crees que hace más feliz a
una familia? La respuesta más frecuente fue: “Hacer cosas juntos”.
b- Busquemos tiempo para hacer cosas juntos. Asociemos a nuestros hijos
en nuestra actividad y recreación. Compartan los problemas y la
felicidad.
c- Aunque cada uno es bombardeado por actividades que nos absorben,
debemos planificar de tal modo nuestro tiempo, que podamos dedicarnos a
la familia, o terminaremos dispersos.
5- Unidos en la adversidad
a- La familia sólida, se une para hacer frente a los desafíos de una
crisis, pues hay un compromiso mutuo. Es necesario desarrollar esa
capacidad de hacer frente a la adversidad. ¿Pero cómo? Dios desea
tendernos sus manos de amor en medio de la tormenta más violenta. En
las Sagradas Escrituras nos comunica sus promesas y ¡qué hermosas son!
Conózcalas investigando los temas de las “Guías de Investigación
Bíblica”.
b- Si hay problemas, no busquemos culpables sino soluciones. No cuesta
nada decir: “lo lamento” o “te perdono”. La pareja no debe acostarse
nunca enojada. Apliquemos el consejo divino: “No se ponga el sol sobre
vuestro enojo” Efesios 4:26.
6- Estructura moral
a- Se ha comprobado que esto es un denominador común en las familias
estables. En el cultivo de las virtudes cristianas hay bendición.
b- La estructura moral incluye: Integridad, honradez, lealtad,
responsabilidad, virtud moral y los principios de la utilidad y del
amor. Los principios de los 10 mandamientos debieran estar en cada
corazón, pues traen bendición. Las Escrituras Sagradas dicen: “¡Quién
diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los
días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese
bien para siempre” Deuteronomio 4:29.
7- Dios en el hogar
a- En una encuesta realizada en diversos países por “Mensajes de
Amistad”, se ha comprobado que la mayoría de las personas creen que la
fe religiosa es una ayuda para el hogar. Pero cuán lamentable es
comprobar, que el materialismo está desplazando las cosas del espíritu
y destruyendo la fe.
b- El diálogo sobre cosas profundas, une a la pareja maravillosamente.
Dios desea bendecir a quienes lo buscan y le aman. Solamente Él puede
cambiar nuestro carácter, darnos fortaleza en las horas difíciles y
guardar a nuestros hijos de los grandes peligros que enfrentan.
c- No descuides tu vida devocional y espiritual. Haz de las Sagradas
Escrituras la guía para tu vida y tu hogar. Ella nos aconseja, nos
orienta, ilumina la senda de nuestra vida y nos llena de esperanza. A
través de sus 2300 profecías, nos revela el pasado, presente y futuro
con exactitud matemática. Estúdiala y recibirás grandes beneficios.
Si has fracasado en tu vida conyugal, busca a Dios, pues nadie mejor
que Él para cambiar el rumbo de nuestra vida. Si eres feliz dale
gracias y cuida esa dicha. Pero haz tu parte, practicando los
principios del amor.
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no
es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas
se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. El amor nunca deja de ser” “Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” 1ª
Corintios 13:4-8 p.p., 13.
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