Acompañamiento en la tormenta

¿Pruebas? Muchas. Si a pruebas se puede llamar el que su esposo desató una serie de improperios contra su vida apenas supo que se convirtió al Señor Jesucristo y que ahora, en lugar de estarle animando para que asistieran a alguna fiesta de fin de semana, se daba cita en el templo que estaba dos cuadras más allá de su casa.

Los problemas llovieron esporádicamente, en un comienzo. Luego se tornaron en pan cotidiano. No despuntaba el día y ya estaban inmersos en alguna discusión. Todo comenzaba por insignificancias. Luego la base de la disputa se ampliaba y en tres ocasiones, en menos de dos meses, la agredió físicamente. Siempre reclamaba su retiro de aquella congregación. Sencillamente las cosas no irían bien en tanto siguiera orando, leyendo la Biblia y “yendo a escuchar esa sarta de charlatanes”, le gritaba el hombre furibundo.

Si, eran pruebas enormes si a las diferencias matrimoniales que comenzaron tornarse insoportables, se le puede llamar pruebas.

Al principio la mujer se desesperaba. No encontraba razón para que algo así estuviera ocurriendo. Luego, en medio de su desesperación fue a Jesucristo en oración, en procura de fortaleza para seguir adelante. A esta petición que Dios respondió oportunamente, sumo una más: que su marido llegara a tener un encuentro personal con el Salvador. No ocurrió de la noche a la mañana. Por el contrario, pasaron varios días, pero un domingo, cuando se aprestaba a salir hacia el templo, le preguntó si podía acompañarla. Fue el día que hizo la decisión de fe.

No estamos solos

La historia de esta ama de casa se repite en muchas ciudades, pueblos y hasta lugares distantes. Al principio no es fácil que los demás acepten nuestras nuevas convicciones de fe. Aún así, es necesario asimilar el principio que compartió el apóstol Santiago: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2).

En sus fuerzas es probable que no resista las pruebas que traiga la cotidianidad. Pero si deposita toda su fe en el Señor Jesucristo y pide su ayuda, no le dejará solo en medio de la tormenta. El siempre nos escucha y quiere llevarnos a lugar seguro cuando atravesamos períodos de crisis. No se desanime.

Hoy es el día para clamar a Dios en procura de su oportuno socorro. Las pruebas no son para siempre…

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