Llamados a dejar de lado la venganza

Las lenguas de fuego lamieron paredes y enseres de la cárcel con una rapidez extraordinaria. Su color oscilaba del amarillo a un rojo intenso y por momentos azul, como el cielo al atardecer cuando muere tras las montañas. San Pedro de Sula, en Honduras, estaba viviendo una de las mayores tragedias de su historia. Cien internos del penal murieron.

Una vez se agotaron todos los elementos que generaban combustión, reinó la desolación. “Fue una retaliación contra pandilleros de Mara Salvatrucha”, explicó un agente tras comprobar que la mayoría de las víctimas pertenecía a ese grupo de internos.

“Creo más bien que fue un corto circuito” argumentó el jefe de bomberos. Unos y otros no podían ponerse de acuerdo, pero sí en un hecho: de haber actuado con mayor rapidez se hubiera evitado la inmolación de tantas vidas.

El sepelio fue la pagina más triste que puedan recordar muchos hondureños. Ríos humanos acompañaban a los deudos. “Es una forma cruel de vengarse”, murmuraban los asistentes a las exequias que se prolongaron por varias horas. Es la segunda catástrofe de esta magnitud en menos de un año. Poco tiempo atrás, cerca de setenta presos murieron en una matanza en el penal de El Porvenir, próximo a la ciudad de La Ceiba.

Entretanto las autoridades investigarán las denuncias de varios penados que aseguran, no obtuvieron ayuda pese a que apenas comenzaron a crecer las llamas, pidieron ayuda a los guardias. Por más de una hora se escucharon sus gritos desgarradores.

Desecha la venganza

Venganza. Una sola palabra que encierra un profundo y demoledor significativo. Es tomar justicia por mano propio, sin medir las consecuencias. Es tanto como liberar el agua contenida en una represa. Hay quienes no descansan hasta vengarse; para otros el cobrar “ojo por ojo y diente por diente” se convierte en una obsesión.

¿Cuál debe ser la actitud del cristiano frente a quienes le causan daño? Hay dos pasos a seguir: el primero, perdonar. Dios no ama la venganza. El segundo, esperar en la justicia de Dios como advierten las Escrituras: “No digas: Yo me vengaré; espera a Jehová y él te salvará” (Proverbios 20:22).

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